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En la plaza que le sabe a infancia, los niños juegan al fútbol en el campo improvisado en el que el césped crece entre los adoquines y las porterías son dos bancos de piedra. De uno de ellos, jugándose el tipo, torero, un zagal así que le brillan los ojos intenta decirle algo más que palabras a una niña rubia de pelo larguísimo, enrollado en el extremo por unos dedos finos decorados con pintura y purpurina. Los amigos insisten en distraerle, echando el balón con intención nada alcahueta, mientras él pone la mano para evitar lo que parecía inevitable, y parece que ha ganado puntos a juzgar por la sonrisa de la adolescente.
En la plaza que le sabe a infancia, una cuesta empieza junto a un antiguo hospital, hoy Facultad, y termina en donde la vista se cruza conejo ladrillo rojo de un palacio con nombre de hotel, o puede que fuese al revés. La gente pasea, espera a sus hijos en el parque infantil se encuentra a un lado, o disfruta de un café en las terrazas aún vacías, por la hora, pero que serán un hervidero dentro de no mucho rato.
Una fuente anima con su acompasado rumor el canto de un vagabundo que emociona a sus vecinos de litrona y, a la par, provoca la risa de los jóvenes que lo miran ajenos a su carga de vida destrozada, o quien sabe si escogida, o las lágrimas de una anciana que ve en él a su hijo casi vencido por la droga y el alcohol que aplaude desde uno de los balcones de la plaza que le sabe a infancia.
Él mismo se ve en los niños que juegan en el parque, o en los otros que aturden a la pareja, incluso en los del café y comprende, desde su improvisado, también, mirador el discurrir de la vida de la plaza, voces, risas, pájaros y agua, pensando en que se ha bebido de un trago la infancia, la juventud y media vida.
En la plaza que le sabe a infancia, las vecinas del barrio pasan santiguándose ante la pétrea imagen que la preside, cada vez que salen a la calle y él lo hace también, ante ese otro del mismo nombre que ahora mismo se acaba de poner en la plaza que le sabe a infancia…
Fuente Fotografía: Efrén Cea
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