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l reloj se ha parado, porque quiero detener el tiempo como hacen los costaleros de un palio en una "revirá", como lo hace una hermandad en un acto solemne de víspera, como la niña que da su primer beso en el talón del Cristo de sus padres, como lo para la hermana más antigua ante el palio de su Virgen. 

Quiero parar el tiempo, para medir el pulso de cada levantá al cielo, como lo paran los dos amigos de siempre que se reencuentran en el sitio de siempre y un guiño lo dice todo, como lo para el que enciende la candelería, el vestidor antes de empezar, el torero ante la suerte suprema, o el director antes de agitar esa varita mágica que es su batuta.

Dejadme, cielos de Granada, poder parar el tiempo en cada encuentro, y ver en el corazón la marca que dejé el año pasado, y el anterior y el anterior. Dejadme luces de Granada, ver lo maravilloso de la oscuridad, dejadme escuchar los silencios, dejadme sentir las respiraciones y tocar los sentimientos a flor de piel. Dejadme parar el tiempo, que cuando arranque de nuevo el reloj, volverán a quedar trescientos sesenta y cinco días...

Disfrutad de la calle, de vuestro tiempo parado...