Penumbra
En la madera de algún banco separado
me encuentro sin pensar, absorto y quieto
protegido por humilde parapeto:
mi oración, mi sentir, todo fiado
a la cara que me observa al otro lado,
a las manos, al latir constante, inquieto,
de este torpe corazón, nada discreto,
que está vivo porque vive enamorado.
Se pierde mi mirada, adormecida,
cegada en haz de luz que le deslumbra,
quedándose mi Alma ensombrecida.
La vida, en ocasiones, se acostumbra
y no acierta a encontrarte, distraída.
Si Tú no estás en mí, todo es penumbra.
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