Domingo...
Una tarde de Febrero, una comida improvisada tras la misa, corre que te pillo para cambiarte los zapatos de Domingo, la chaqueta y la corbata, hacerte unos bocadillos y coger un par de latas de refresco y una botella de agua, y salir corriendo otra vez para que te recojan en un carro tirado por dos mulas y subirte al monte a comer, y disfrutar un poco del campo.
Tan cerca de la urbe, su corta distancia nos podría permitir ir casi a diario, pero la realidad es que vamos cuando nos acordamos, y la verdad es que allí, tan cerca de casa y de todo, es como si estuvieras tan lejos que pareciera otra ciudad, y como si no se viese tu urbanización desde allí. A veces basta con juntarte con las personas adecuadas, sólo eso, y pasar las horas simplemente sentado en un banco, escuchando los juegos de los niños que, ahí sí, se olvidan del móvil, la tele y sus cosas, para correr uno detrás de otro, buscar algo por el suelo o simplemente sentarse con nosotros.
Cerca del sitio donde hemos parado a comer, una carretera sube hasta el Torreón, que otrora se usara para avisar a la Alhambra, por ejemplo, de que el sitio estaba cercado por los enemigos, o de que éstos se estaban acercando demasiado, y que ahora contempla el avance de los tiempos casi sin notarlo, mientras seguimos a nuestras cosas sin reparar en la de años que lleva la vieja torre ahí puesta y lo insignificante que resulta, a su lado, nuestra existencia, tan breve como, a veces, carente de trascendencia. Subiendo por la vereda, asomándote a la inmensidad que desde allí te mira con sarcasmo, te das cuenta de lo simple que es todo, si lo paramos un rato nuestro tren de vida sólo para tomar un rato el sol, charlar con la persona que llevas al lado, o escuchar lo que alguien tiene que decir acerca de lo que estamos viendo. Así visto, todo lo que nos parece vital, sería prescindible, y nosotros seguiríamos con nuestra vida, pero más lento, quizá pudiendo disfrutar de las cosas que, por desconocimiento a veces, no apreciamos.
A veces una pequeña excursión, un domingo aprovechado al máximo, nos puede hacer ver que lo más importante en esta vida, es formar parte de ella...
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