El verdadero amor...
Hoy es el día en el que el amor rezuma por todas partes, ya que hoy las parejas se quieren más y mejor que durante los restantes del año.
Por doquier nos asaltan fogonazos y guiños al amor verdadero, que desde las casas comerciales nos quieren hacer creer que es el que se esconde en el interior de un oso de Tous o en un "charm" de Pandora. Pero ya os digo, a los que no lo sepáis, que no. El verdadero amor está en las cosas pequeñas las veinticuatro horas del día, viviendo con nosotros cuando llegamos del trabajo y nos esperan los deberes, o cuando la colada no ha salido como uno espera. Está en la regañinas, en los "qué poca ayuda tengo" y un sinfín de situaciones que bien sabemos cuales son, por lo que el flechazo de un ángel gordo y pesado no nos va a venir a descubrir nada.
Pensando esta mañana en el amor, mire usted por donde, me lo he encontrado en la forma en que la camarera me ha preparado el mollete esta mañana, como siempre que voy, sabiendo lo que voy a pedir antes de hacerlo y cómo me gusta de tostado y, viendo la barra de la cafetería a rebosar, lo he vuelto a encontrar en la manera en que un señor mayor ayudaba a su encantadora esposa a sentarse en el taburete. El amor, Caligary, no sólo anda al calor de un bar de mayonesa y café, que también; haciéndonos éste dibujar una sonrisa sólo evocando el momento, sino en alguna que otra pastelería un viernes por la mañana. De ahí, mi mente se ha ido a la de veces que, en esos bares, algún que otro aficionado al romanticismo, ya en desuso, le habrá dedicado a su compañera unas improvisadas letras en la servilleta que, sobre la mesa, habrá servido de cuaderno, para que ella pueda sonrojarse con las palabras no habladas, y no me he podido contener a tomar una, y dejar plasmado mi pensamiento de san Valentín, para que quede constancia de ello por los siglos de los siglos.
Aquí os lo dejo porque, para mí, y con permiso de todos los amores que llenan mi vida, el verdadero amor...va bajo palio.
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