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En los albores de todo, cuando comienzan las cosas que anhelamos, el vértigo se sucede y todo se asoma fugaz, casi meteóricamente, pleno de fuerzas, los bolsillos llenos, expectantes los sentidos a todo lo que ha de venir. Eso ocurre cuando vemos venir de frente el primer paso de palio. Su fuerza en plenitud, la alegría que le presta su cuadrilla, de estreno, hace que la veamos radiante, que todo sea felicidad, que vivamos el presente y disfrutemos de su cara, de sus formas, de la manera en la que el sol la saluda,...sin pensar que llegará un mañana, y ya habrá cuatro cofradías encerradas hasta el año próximo. ¡Carpe Diem! del ¡a ésta es!. Primer día, primer todo...luz radiante, juventud, explosión de los sentidos...un paso de palio viniendo de frente.
La "levantá" todavía nos deja en la boca un regusto a lo que acabamos de disfrutar, como ese segundo sorbo de vino que nos hace sentir más el sabor, añadiéndolo a lo que todavía queda en la boca del primero, y procedemos a mirar a la Virgen por el costero. Es ahí donde están todos los detalles; nos bebimos rápido la exaltación del instante en la delantera, y ahora se nos ofrece el remanso, de candelería a brazos de cola, del conjunto del palio. Y lo miramos con calma, recreándonos en los respiraderos, la filigrana de las jarras, cómo lleva la flor este año, el mando cayendo sobre la peana que algún farolito ilumina. El techo de palio, el barroco de sus líneas y la gloria, que es el punto exacto donde termina su corona. Remanso, sosiego,...como la vida que nos pasa desde la madurez, casados y estables en nuestro oficio, viendo crecer a nuestros hijos que ya nos presentan a los primeros amores. La juventud de la delantera, cuando la Virgen asomaba, es ahora la medianería de la existencia. El palio desde el costero...¡poco a poco! ¡no corred!...
Todo llega, como se va...la noche le puede al día, y entre "levantás" de palio recogidas arriba, aguantando los envites, el paso se despide dejándonos el esplendor del manto, iluminado por los candelabros, luciérnagas tintineantes sobre el terciopelo bordado en oro. Todavía, desde atrás, atisbamos la luz de la candelería que ahora ilumina los ojos de la gente que la espera, quedándose para nosotros el final del trabajo, el palio que se va. Lo conocemos, lo hemos disfrutado plenamente, y nos despedimos de él, de Ella, con el sabor de la experiencia, de los nietos que juegan con nosotros y casi no nos dejan saborear la "chicotá" que la va alejando poco a poco...ponerle la marcha que os guste más, la vida se va a sus sones, de la mañana al ocaso, dejándonos en la retina la imagen que hemos ido viendo desde que asomó, nubes de incienso en la tarde abrileña, por la calle de siempre, ese paso en el que la Virgen vive unas horas al año...un palio...¿una vida?.
Fuente fotografía: http://borrego-pasionporlasemanasanta.blogspot.com/2010/05/el-paso-de-palio.html
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