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No hay película de aventuras que se precie que no cuente con ellos. Son los guías por los que los protagonistas llegan a rescatar a la bella prisionera, a través del amenazante bosque, encontrando siempre el camino correcto de entre los tres o cuatro posibles, eludiendo así peligros mayores.

En sus juegos, los niños, también los necesitaban...soldados de plástico, indios o vaqueros, que venían en bolsas con poco espacio en cuya solapa de cartón se nos ofrecía, en francés, aquel slogan maravilloso "Heros de L`action", y que corrían a abrir para esturrearlos por el suelo ante la presencia, vigilante y resignada por no haber llegado a tiempo para impedirlo, de su madre. Los que más le gustaban a él eran los de famobil, hoy playmobil, con cuyo barco pirata jugó tantas veces con sus hermanos, y entre cuyos complementos siempre había uno.

Piratas...a él siempre le fascinaron, mucho más que los aburridos marineritos que siempre llegaban perfectos, impolutos sus uniformes, completamente distintos a los aparentemente indisciplinados piratas, que representaban todo lo que él deseaba ser o tener. La valentía, la libertad, la lealtad, el hoy en un puerto y mañana en otro, las noches en cubierta, bebiendo ron con los compañeros, los impresionantes barcos en cuya habitación de popa, iluminada por una bamboleante candil, descansaba el capitán, o se protegía de la ávida tripulación, suciedad y otra vez ron, a la delicada belleza de la hija del lord que había sido raptada durante la noche y que, a pesar de los intentos de su burlado padre, al final se hacía pirata, siendo más taimada que ellos mismos, y es que esto de la piratería, si lo pruebas...

Siempre había una isla con forma de calavera, perdida en el comienzo de los mares, que aparecía marcada, a los ojos que sabían verlo, en un trozo de tela que siempre llevaban, enmohecido casi y maloliente, entre el pecho y la chaqueta, bocamanga andrajosa y cruzada en diagonal por el cuero que sostenía la espada. En esa tela, entre las líneas azules que representaban los ríos, los piratas siempre encontraban la marca, una "x" enmascarada, que le indicaba el lugar dónde estaba el tesoro.

Todo esto, sin saber cómo, se le ha venido ahora a la cabeza, y es que ha vuelto a ser pirata, de nuevo, que va al encuentro de esa Dama de delicada belleza que le ha robado el corazón y que habrá de encontrar, a pesar de los obstáculos, gracias a ese papel que le ha entregado el capitán, donde, protagonista real de la película de cada año, encontrará convenientemente señalados, en forma de "x", el lugar donde se encuentra el tesoro...¿qué tesoro hay más grande, que llevarla por las calles?

…¡piratas!...¡al abordaje!


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