Martes Santo...

Nunca imaginé que llegaría
una noche en que no pudiera verte
pasear, como sabes Tú mecerte,
de tu cuadrilla y banda en sintonía.

Nunca imaginé que la alegría
que sentí siempre al tenerte
iba a ser tristeza, muda, inerte,
al pensarlo, imaginarlo, lloraría.

Lloraría al no pisar tus arrabales,
evocarte en tantos ojos que, al mirarte,
hacen de sus pestañas ventanales.

Lloraría al buscar y no encontrarte,
dibujándose tu palio en blancas cales,
y no hallar Esperanza, aun siendo Martes.




  

Comentarios

Entradas populares