Lisboa


Amanece nublado. Humedad máxima para una jornada que se nos antoja ilusionante, mor de la expectativa originada por está ciudad que tanto parece ofrecer. La luz, característica de esta urbe alojada entre lo romántico y lo actual, orgullosa de un pasado que construye su presente con fachadas llenas de azulejos, objeto de un museo lisboeta, nos llega tamizada por el crisol de las nubes que han bajado la temperatura pero no nuestro ánimo.


Cámara en mano, abrimos las puertas de la casa que nos va a servir de hogar en estos días y salimos a la calle a pasear una ciudad que hoy amanece salpicada por el agua, a modo de rocío matutino, como el que da nombre a una de sus plazas. Cogemos los bártulos, nos cargamos las sonrisas y bajamos la calle Bernardim Ribeiro, para llenarnos de Lisboa esta mañana de Agosto que, a mí por lo menos, me sabe a mochila, a libros nuevos, y a Septiembre…






Comentarios

Entradas populares