De aquel 13 de Octubre...


La frase más bonita que me ha dicho un capataz es: "No quedarse con nada dentro"...y eso es lo que hice ayer. No quedarme con nada, pero sí con todos. Los que saben cómo siento los pasos, saben que lo de anoche no fue una muesca más en el revólver de mi vida costalera, antes al contrario, fue la guinda del pastel, el colofón a una trayectoria debajo de los pasos que me ha llevado a hacer de todo, y pasarlas de todos los colores. Los que me conocen saben que siento de forma temperamental, vehemente y muchas veces sin pensar, pero también saben que lo doy todo...

Anoche me entregué hasta no poder más, repartiendo su cara por las calles de una ciudad que fue como una Santa Ana gigante en donde Ella vivió las horas que estuvo en la calle, anoche lloré cuando escuché la voz de mi hija llamarme desde fuera, anoche me emocioné, otra vez, en "mi" Santo Ángel, viendo a mis devociones juntas, de la mano de mi esposa, y con mi madre y mis hermanos, los de sangre y los de medalla. Me reí en Jesús y María con los AMIGOS de verdad, en esa bulla que la tenía a Ella por referente, y me enamoré de Ella, otra vez, en cada acorde, cada flor, y cada chicotá. Anoche sentí cerca a muchos costaleros de Ella que ya no están, pero que estuvieron conmigo, otra vez, bajo su manto, y anoche, también, me despedí de Ella con una mirada llena de lágrimas, de orgullo, de rabia, de cansancio, de madurez, de plenitud. Anoche, cuando me fui, Ella estaba más bonita que nunca y yo...

¡Viva la Virgen de la Esperanza, y gracias por todo!. 

Fuente fotografía: Fátima Sánchez Valenzula

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