De la arena a la gloria...


Lejos quedan, para los aficionados de corazón rojiblanco, aquellas gestas labradas a fuerza de pundonor y orgullo en el viejo estadio de los Cármenes, junto a una cárcel de la que solo queda la antigua entrada, honor y homenaje que se le negó al estadio, y que hoy podría albergar, en la plaza de su emplazamiento, los míticos arcos por los que tantas veces salimos eufóricos o tristes, según hubiese sido lo visto en el césped.

Lejos quedan las lágrimas desbordadas por los innumerables descensos, que llevaron al Granada a pasear su historia y su elástica por los campos de tierra del cinturón metropolitano, como lejos quedan también las tardes, larguísimas y prolongadas excesivamente en el tiempo, del grupo IV de la segunda división B. 

Los niños de Granada crecieron, crecimos, festejando los goles de otros equipos, celebrando sus victorias, soñando con que algún día el nombre del equipo de nuestra ciudad estuviera entre los grandes del fútbol español. Parecía que no llegaría, pero lo hizo, y ahí están, para el recuerdo, la tarde de Alcorcón, en la que alcanzamos la división de plata, y los centros de Benitez y los remates a gol de Geijoo, que nos llevaron, junto a los Mainz, Siqueira, Roberto, Lucena, etc, a la mágica temporada culminada con los penaltis de Roberto y el gol de Ighalo...

Miel y hojuelas para un Granada que veía aún por el retrovisor los años en las categorías inferiores, y que nadaba mientras guardaba la ropa de lo vivido para que no se volviera a repetir. Y a fé que no lo ha hecho...descender a segunda de nuevo fue un mal menor comparado con el calvario de otras temporadas, y el ave fénix nazarí resurgió de sus cenizas volviendo a la élite más reforzado mentalmente y con las ideas muy claras. Lo que nadie podía imaginar a principio de este atípico año, o quizá sí, era que el Granada nos iba a regalar un año de fútbol y de sueños hechos realidad. 

Una semifinal de copa en la que la suerte no acompañó al que mejor fútbol hizo, pero que parecía decirle al club y a la afición que se tranquilizara porque vendrían cosas mejores, cosas que se rubricaron anoche, ante el mismo protagonista, que volvió a morder el césped de los Cármenes, y que se quedó sin el premio final, porque ése, es sólo para el que se lo merece...

"La luz y la magia de la Alhambra" iluminó a su Granada, que el año que viene jugará en Europa por primera vez en su historia y, nosotros, sólo vamos a tener que disfrutarlo...

De la Arena a la Gloria, gladiadores nazaríes...enhorabuena, Granada!!

Fuente fotografía: Ideal

Comentarios

Entradas populares