Navidad...


Dicen por ahí que ya es Diciembre. Quiere delatar su presencia el frío que, después de un verano eterno y malparido, ha empezado a asomarse entre los picos de la Sierra, pero no es tal este Diciembre, porque nos viene disfrazado.

A estas alturas de año, ya habríamos desgranado los cofrades el fruto de un puente en el que nuestras Dolorosas tendrían en sus manos los besos de tantísimas personas, dejando en su ósculo un poco de paz y un mucho de esperanza. Estaríamos ansiosos por ir a pasear la ciudad que, con las señales de cada año, estaría reclamando nuestra presencia y andaría ya ilusionada, coqueta por femenina, con que la viésemos vestida de fiesta. Ya habríamos hecho planes para casi todos los días que están por venir y, como siempre, no tendríamos hueco en la agenda de tantas cosas por hacer como quedarían. 

En casa, ya se habría repetido la tradición de invitar a tus padres a merendar para montar el Belén, y el árbol estaría llenando de luz las estancias huérfanas. Los hogares dispuestos a recibir a familias, y las familias yendo de acá para allá a ver belenes, a ultimar compras, al chocolate con churros de la tarde. a ver las luces, a comprar adornos, a ver a los amigos, y ya estaríamos pensando que nos íbamos a poner en Nochevieja, o deseando que llegase la Nochebuena para pasar la tarde con la gente que hace tanto que no ves, antes de colocar al Niño Jesús en el Portal y cenar con la familia.

El frío de Diciembre ha llegado, pero éste que nos ha venido no es nuestro Diciembre, que nos lo han cambiado, aunque sí que estamos fríos, además de asustados, puede que un poco asombrados y un mucho consternados, ante la avalancha de situaciones que este año han sido sustituidas por otras tan diferentes como indeseables, y que harán de él el más fatídico de todos los vividos, por los que quedamos sufriéndolo y los que se han quedado en el camino. Por eso, ante la atrocidad de las bajas de esta guerra que nos ha tocado vivir, ante la poca luz al final del túnel, sólo puedo aportar mi ínfimo grano de arena, desde esta ventana que se me queda pequeña. para insuflaros el valor que yo no tengo, daros los ánimos que yo perdí, y deciros que, después de todo lo que hemos pasado (y lo que nos queda por pasar), seguro que somos más fuertes, y vamos a salir reforzados cuando esto acabe, aunque no se sepa cuándo ni cómo.

Por todo lo que estáis luchando, por lo que habéis luchado y vais a luchar, no os deseo nada más que lo que os merecéis, pasar una feliz aunque distinta Navidad, cuando acabe este Diciembre que no es Diciembre.  

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