Impostada alegría...


 En este horrendo viernes que sabe a despedida
que el sol disfraza y cubre de impostada alegría,
he venido a llenarme de la paz que Tú irradias
cual si fuera ese viernes de las horas selectas.

Este viernes reflejo de jornadas oscuras
donde tantos se fueron entre tanta tiniebla,
sin prisa, sin estruendo, sin besos y en silencio
apenas despedidos por el doctor a su cargo,
quiero yo sumergirme en las aguas profundas
del llanto más bello que conozco y requiero
para que ese dulzor le reste acritudes
a las malas noticias que siguen vigentes.

Señora del Viernes del velo rajado,
del cielo cubierto llorando la muerte
del Justo que expira tras salir de tu vientre
una noche en Belén que ayer celebramos.
Te pido anhelando tu llanto en mi cuello,
tu aroma en la tela del costalero uniforme;
te lloro anhelando los Viernes tan nuestros
en que Tú paseabas y yo me hacía hombre
pegando la nuca a tu madera y tu hierro.

Te grito impotente ante tanta barbarie,
te clamo esperando la Esperanza que reina
en tus ojos que miran sin apenas mirarnos,
en tu boca que habla en ocultos susurros.
Te llamo, Tú sabes que hay Dolor en tu Nombre,
como belleza en tu Cara y experiencia en mis actos;
te pido, Señora, que regresen los Viernes,
no para que seamos felices contigo,
ni para que volvamos a navegar tus calles
con tu impávido palio que rompe las olas.

Te escribo, te ruego, que vuelvan los Viernes,
para que existan los Lunes tras hermosos Domingos,
que los Martes sean verdes, y los miércoles blancos,
espuma de los mares que conquista un Rosario.
Que el Jueves riele la luna en san Pedro,
que el sábado el árabe se convierta en cristiano
de la mano solemne de la Piedad más hermosa,
y el Domingo de nuevo renazca la Esperanza,
al son de campanillas que empuñen los niños.

Te escribo Señora, en este infausto viernes
que domina lo oscuro y gobierna lo inútil.
Te pido, te grito, te extraño y te miro
ante la cara más Bella que jamás ha soñado
ciudad, imperio, pueblo, escultor o cofrade.
Que el próximo Viernes,  piu Bella Madonna
de mis momentos felices y sueños cumplidos,
amanezca muy pronto, radiante, tan nuestro,
y se cierre la puerta de tan monstruoso abismo.

Te ruego en este viernes que sabe a despedida
que el sol disfraza y cubre de impostada alegría...

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