¿Todo sigue igual?
Dicen que “cuando la Candelaria
flora, el invierno plora, y a la inversa”. El saber popular, rico en refranes,
nos da esta máxima para que nos hagamos una idea de cuánto va a durar el
invierno, sabiendo que si en la Candelaria hace calor primaveral, es que aquél
está llegando a sus últimas horas.
Para el cofrade, las cuatro
estaciones se reducen a una, ya que siempre es Primavera, puesto que no hay día
del año que éste no deje de hablar, pensar, o vivir sus cofradías. Todo está
inventado, todo se ajusta milimétricamente para que haya hermandad todo el año,
y todo el año, pues, se pueda uno reunir con sus hermanos para hablar de lo que
tanto les gusta. Por eso, acabada la Semana Santa, empiezan las Glorias. Por
eso en Diciembre se va a ver Besamanos, por eso va uno buscando en que rincón
del orbe andaluz hay una extraordinaria, porque todo el año, hay cofradías y,
si no hubiere, están los vídeos en casa.
Él recuerda cómo los viernes de
cuaresma, sin faltar uno, se reunía en casa de algún amigo a merendar y ver
vídeos, cuando eso sólo podía hacerse con una cinta de VHS que se llevaba de
casa en casa para poder reproducir, con vídeo y televisión de “culo gordo”, las
cofradías en la calle. Los periódicos sacaban en cuaresma colecciones de VHS
que retransmitían salidas, encierros o carreras oficiales, y con ellos se
armaban los planes para juntarse toda la tarde y hablar de cofradías.
Hoy, gracias al avance de la
técnica, esto es más fácil, porque quién más, quién menos, todo el mundo tiene al
alcance de la mano un Smartphone con infinidad de vídeos en red de las
cofradías de todo el mundo, o una plataforma específica de Semana Santa para
estar todo el año viendo hermandades. De esta forma, todo el año sigue siendo primavera.
Ya no hay que esperar a que los
naranjos se abran, los vencejos vuelen y los campos se llenen de flores, o a
que el tiempo vaya pasando aumentando las temperaturas y alargando los días,
porque es Cuaresma todos los días del año, aunque sólo cuarenta días
disfrutemos de ensayos, cultos y pregones.
Lo que él no entiende es, que en
esta era de la tecnología en lo que todo ha evolucionado, en la que todo avanza
para hacernos las cosas más fáciles, sigue pasando lo mismo que hace veinte o
veinticinco años, cuando salía de casa con la mochila llena de VHS cofrades
para visionarlos en la casa del amigo de turno, aunque hayan variado las
personas que lo interpreten, y no se refiere al hecho de que los amigos no sigan
juntándose, aunque ya no sea de la misma manera, si bien el fondo no cambia, para
hablar de cofradías, sino que cada vez que él las pone en la tele, o en el
móvil, su mujer, o su hija, le dicen lo
mismo que su madre le decía , hace más de un cuarto de siglo, cuando ponía el
vídeo en el salón de su casa:
“¿Ya estamos otra vez con las
procesiones?”
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