El pregón que no escribiera...37

 


L

os zapatos, de estreno, aprietan un poco,
y el límpido traje de pañuelo e insignia,
me saluda de nuevo tras el umbral del armario.

Han pasado las cosas, que los años ya vuelan,
mientras me anudo el windsor a la corbata morada.
He salido a la calle, de manual capillica,
a intentar reencontrarme con mi yo confiado.
El que amigos tenía tras los faldones de un paso,
y acudían a su encuentro en abrazos cofrades.
He salido sin prisa, saboreando el ambiente,
al encuentro de Aquélla que no falla ni ofende,
a colmar mis adentros con su imagen serena
que me habla en silencio de mis mejores intentos.
El cajón de su palio me recibe dispuesto,
filas de candeleros, infantería de cera,
que serán un ejército de candelas ardientes
iluminando la cara de la Virgen más Virgen.

Me paro, embobado, ante la luz de su rostro,
Maravillas del Reino Nazarí de mi tierra,
y le hago, confiado, la misma pregunta
esperando respuestas que me abran los ojos.
Su Hijo acompaña el llanto más puro,
maniatado en su paso de lectores y Próculas,
Sentenciado, y humilde, imponente y austero,
anhelando la tarde de cornetas e incienso
para acercar a Granada la verdad de su nombre.

Es Domingo…
el relente me avisa que a la tarde hará frío,
a la vera del río que, dicen, dio oro.
La chaqueta coloco, doy un beso a mi madre,
y salgo a la calle de adoquín desgastado
a intentar reencontrarme con mi yo confiado.

Fuente Fotografía: La Locura Cofrade

Comentarios

Entradas populares