El Pregón que no escribiera...40-39
Y |
a estás aquí, con tu vestido
nuevo, oliendo a perfume recién estrenado y con el sol en el pelo que tan bien
sabes cuidarte, medias de seda y tacones de infarto, para enamorar al incauto
que se cruce en tu camino, atraído por el contoneo, medido, de tus caderas al
andar.
Llevas tantos años rondándome,
que me he vuelto invulnerable al hechizo de tu presencia, y tu llamada, ahora,
me pasa inadvertida, fíjate, cuando antes te esperaba subyugado. Pasarás, una
vez más, llevándote de la mano a pasear a otros que, como yo en otra infinidad
de ocasiones, luzcan orgullosos tu brazo por las calles de esta tierra, pero
hoy, amiga y compañera de tantísimas vivencias, tu sonido no lo escucho, tu
perfume no impregna la solapa de mi traje, no ofrezco el brazo para pasear,
agarrados, por Granada, y ha tiempo que saqué tu ajada foto de la cartera, en
donde ya no queda sitio para según qué recuerdos.
Hoy quedan cuarenta días, que
otrora serían dichosos a la espera de esos otros, más grandes aún que la
víspera que hoy comienza, en que nos vistiéramos de gala, tú, para presumir de tu
esencia, para obnubilar al mundo con tu primavera enamoradiza y yo, para ser
protagonista de lo tuyo, pero ahora, ¡ay! semana de mis tiempos mozos, de
arpilleras en lejía en la bañera, de noches de montaje y ensayos de jornada
completa, de juventud y sueños, hoy, sucederá con nosotros lo que escribía José
Ángel Buesa, al que tantas veces recité de memoria:
“pasarás por mi lado sin saber que pasaste,
pasarás, en silencio, por mi amor y, al pasar,
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte…y jamás lo sabrás”
Fuente fotografía: Diario de Sevilla
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