El pregón que no escribiera...18
Mi amor puso el foco donde cruzan tus cejas,
sé que son altas miras para tan poco hombre,
pero siempre he tenido un hervor en el pecho,
cuando miro tu cara y tu nombre pronuncio.
Más que luz lo que irradias la noche del Jueves
cuando llevas un Carmen ornando tu palio,
cuando juntas el todo musulmán de tus calles
y con sólo pisarlas el barrio es cristiano.
Llevas siempre, en la cara, incrustada la pena
aunque el llanto se calma al subir Alhacaba
y encuentras a tu gente, agolpada, a la espera
de que vuelvas de nuevo a cruzar Plaza Larga.
Yo sé bien el secreto de tan bello entrecejo,
sé que es imán que atrae a todo a tu casa,
que al entrar en tu iglesia percibimos el aura
que nos lleva al lugar donde estás todo el año.
Sé que el cielo persiste en estar estrellado,
pero es fútil intento y cesa el empeño,
porque el jueves el cielo es tu techo de palio
y la única Estrella es quien luce debajo.
Déjame, en esa noche, seguir tu vereda,
explicarle a mi hija todo aquello que siento,
decirle que, a un paso, Pasión va
vencido
porque nuestros pecados la cruz le han impuesto.
Déjame descubrir mirándote sólo,
lo que pensó Dubé al imaginar tu belleza,
déjame recrearme en cada detalle
de las líneas perfectas que dibujan tu cara,
y seguir siempre cerca de todo lo tuyo,
por más que el tiempo no me deje, o no quiera,
para ver, cada Jueves, en la plaza coqueta
donde están las acacias que decía aquel poeta,
el reflejo, en las cales, de tu palio que llega.
Y que al ver a tu Hijo, bajando la cuesta,
mirando a la Alhambra que observando queda,
pueda decirte aquello que mi alma piensa,
pueda siempre sentir, en el pecho, esa fiesta
que en corazón y alma siempre se celebra
desde el mismo instante en que veo a mi Estrella.
Fuente Fotografía: La Locura Cofrade
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