El pregón que no escribiera...8

Hacia abajo diriges la mirada
con las manos apoyadas en el pecho,
hacia abajo, también, mira Granada,
hacia abajo,
queriendo deshacer lo que está hecho.

La Cruz enmarca tu pena y, el sudario,
nos dice que el Señor ya no está en ella,
la muerte lo ha vencido sobre un lecho
de amor y de oraciones que no cesan
descansa ya su cuerpo malherido,
descansa, y la urbe desespera.

Se queda la gente enmudecida
ante el dolor y la belleza, en Ti, plasmados,
¿qué tendría José de Mora en su cabeza
que, de madera, extrajo así sutil quebranto?
Yo, más miro y no comprendo
la manera de querernos, que es tan grande,
que no sé si lloro porque miro
o lloro porque no puedo mirarte.

¡Qué dulzura de rostro, Madre Mía! A pesar
de ver la urna tan de cerca,
a pesar del calvario que te nombra,
a pesar de que la muerte fue certera,
a pesar de lo que sufres, tu certeza
de saber que Dios, a su manera,
por crear el más bello Viernes Santo,
iba a dejarte, viva, en la madera,
mas no ajustó la cuenta de tu llanto,
manantial que se derrama en Plaza Nueva.

Fuente Fotografía: La Locura Cofrade

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