Un Viernes menos...(II)
Mañana habremos cerrado,
dándolo por terminado,
el libro de la Semana
que comenzaba en Hosannas
al que está Crucificado.
Cuando se apaguen las velas,
todo aquello que se anhela
se mezclará con el humo,
al mismo tiempo que asumo
lo que tu llanto revela.
La calma ante lo iracundo
es el abismo profundo
de tus ojos maternales,
luminarias celestiales
del corazón moribundo.
Quien tu puerta sobrepasa
ve que, en tus lágrimas, pasa
la vida en un santiamén,
reuniéndose todo el bien
en los muros de tu casa.
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