Un Viernes menos (IV)


Un silencio en la noche somnolienta,
una ascua de luz que se adivina
que, en la umbría de la iglesia, la ilumina
va aumentando lentamente, y se acrecienta.

Un murmullo de esfuerzos se reinventa
una imagen, a enmarcar, en la retina,
muere aquí la jornada vespertina
cambiando, a la ciudad, su vestimenta.

La tarde funde a negro en su semblante,
tristeza a flor de piel, a manos llenas,
el llanto entre la cera crepitante.

La bulla se entremezcla con la pena,
y la luz de las candelas, titilante,
da vida a la belleza más serena.

Fuente fotografía: Cruz de Guía 

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