Por las calles de Baeza...



Sales por la Magdalena,
cuando la noche se estrena
de cada miércoles Santo,
mientras mi vida, entretanto,
principio y fin concatena;
el del origen que fuera
poniendo en lista de espera
las dudas que siempre tuve
las calles que nunca anduve
y quien en ellas viviera.

Señor que llegas, o pasas
y, al hacerlo, siempre arrasas
removiendo mis adentros.
Siendo tan dulce el encuentro
¿por qué mi pecho se abrasa?.
Señor de calles longevas,
mi pasado se subleva
en tu túnica prendido,
tres siglos llevas caído
levantándote de nuevas

y siendo siempre lo mismo,
me rescatas del abismo
que se abre ante mis plantas
mientras que tus manos santas
dibujan un atavismo
que trastoca mi entereza
al presentar, con destreza,
imágenes no sabidas
de tu solemne Caída
por las calles de Baeza.

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