Un Viernes menos (XVI)


 En las dormidas mañanas, amanezco,
en las pupilas, niñas de tus ojos,
que recopilan, pacientes, los despojos,
de la vida que deshecho y no merezco.

Es tu anhelo de Madre donde crezco;
mi oración diaria, el desalojo
del costal y la faja que realojo
en el mismo sofá en que desfallezco.

Tu palio, calle abajo, es la flagrancia
del instante que atesora despedidas
sellando, en un pañuelo, la distancia.

La noche ha jugado su partida
La noche, llega a tiempo y, su arrogancia,
aleja tu perfil, de recogida.

Fuente fotografía: Blog hermandad

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