10...Su nombre

 


Resalta su nombre, escrito en perfecta caligrafía, en el blanco papel de su cerebro. Su nombre lleva en cada letra, los motivos de su estado actual, como siempre los ha llevado, pero ahora girados ciento ochenta grados sobre el eje de su vida, y de su alma. Su nombre es, todo en uno, sus miserias y triunfos, que se han puesto en fila para constatar que los segundos han perdido la batalla, por lo que la desazón ha vuelto a morder, apretando fuerte, la misma herida que no se había cicatrizado.

Su nombre preside, y magnifica, oculta y rememora, resuena e hipnotiza, y sigue estando presente en cada cosa que emprender, salvo que duele, y mucho, cada vez que sus labios lo pronuncian. Está roto, y no se puede arreglar, viene directo al corazón en forma de ejército de impetuosas situaciones que no asimila, que recibe como puede pero que no puede vencer, rindiéndose al tropel que, en avalancha, viene lanza en ristre sobre sus maltrechas defensas. Su nombre, completo y majestuoso, dulce y armonioso, acude a la cita de las fotos de los amigos, de las conversaciones con la familia, de los paseos por la ciudad, porque cada esquina del centro histórico le sabe a su nombre, le suena a su nombre, y le hace recordar su nombre.

El nombre es sólo la referencia sonora para distinguir a una persona de otra, a un lugar de otro, y lleva asociado, indisoluble y brutal, un rostro que le atraviesa el alma cada vez que aparece en las sombras de la mente.

Él lucha, lleva luchando demasiado tiempo porque todo esto no le afecte, pidiendo fuerzas para perdonar y entendimiento para comprender las causas, los motivos, que le han llevado hasta este momento, en que casi no puede pronunciar su nombre, y está cansado, por derrota, angustiado y triste, muy triste, hasta el punto de que van quedado pocas cosas de un mundo que otrora fuese lo primero en su escala de valores, y que ya ni reconoce. No reconoce las caras, de tantos cambios acontecidos, y las que reconoce a veces quisiera no reconocerlas, porque siguen haciendo daño, con sus acciones u omisiones, atacando a la línea de flotación de un buque que ya zozobra y que está muy cerca del naufragio.

Las cosas pasan porque pasan, y ya no le ayuda ni su nombre, porque es como si fuera distinto, como si el rostro fuera distinto, como si Ella fuera distinta. Ayer fue a verla, mañana irá y, al acercarse, con su carga de inexistencias, puede que no le salve, ya, …ni su nombre.

Fuente Fotografía: Maldonati Photography

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