6...Deporte

 

Toda la vida ha hecho deporte. Desde que en infantil decidiera ponerse a defender una portería, con toda la carga de sinsabores que eso conlleva, hasta la actualidad, los pantalones cortos y las zapatillas específicas para realizar todo aquello que tuviera que ver con evadirse de los avatares de la vida a través de la liberación de endorfinas, han sido compañeros de viaje.

Esta práctica le permitió, no sólo estar en relativa “forma” (a veces redonda, a veces de elipse), sino conocer a muchísima gente que luego compartiría tantas horas, tantas cosas, que a más de uno los incluye, hoy día, en la nómina, cada vez más escueta, de imprescindibles. Muchos deportes, mucho cambio de mentalidad para adaptarse a las situaciones que le obligaban a cambiar uno por otro, mucha filosofía, lectura de libros y publicaciones, visualización de vídeos después, llegó a entender que el deporte era fundamental en su día a día, aunque a su madre le trajera no pocos quebraderos de cabeza, en esa difícil adolescencia que él, como todos, también tuvo, y en la que todo se centraba en el deporte. Y es que el deporte siempre ha sido, para él, una manera de distraer la mente, como ya se ha expuesto antes, de todo eso que le estruja y lo oprime, o simplemente del ajetreado día a día, rutinario y repetitivo, en el que se ve inmerso desde la mañana a la noche, por lo que intenta ir siempre que puede a las citas que, durante la semana, se le presentan para practicarlo.

Además de todas las ventajas que supone el deporte para su salud, también hay que tener en cuenta la sociabilidad del mismo, con ese “tercer tiempo” en el que, después de la actividad, te quedas un rato, o dos, o tres, con los amigos para tomarte algo mientras comentas el desarrollo del partido o del entrenamiento, según sea lo que te gusta a hacer. En ese período, se recarga energía para ir dosificándola, poco a poco, durante la semana, a fin de hacerla más llevadera y sentirse uno mejor consigo mismo, al notar la evolución que se va adquiriendo con la práctica.

Luego, claro, hay que pensar en que no todo es positivo porque, a veces, las lesiones vienen a importunarte cuando mejor estás, ralentizando la actividad o sesgándola por completo, y es que en función de la gravedad que tengan pueden hacer que abandones por tiempo indefinido.

Él, cuando piensa en el deporte, muchas veces también lo hace en esas veces en que alguien, alguna vez, le ha comparado el deporte con esa otra práctica en la que él invierte gran parte de su tiempo, más física durante la cuaresma, y más sedentaria durante el resto del año, en forma de visualización de vídeos y reproducción de música, que es la costalería, y no entiende la relación que pueden tener un mundo y otro, porque, como él muchas veces dice, si bien sacar pasos te recarga las pilas para el año entero, te permite hacer ejercicio físico y socializar con la cuadrilla, o se puede ver seriamente afectado por una lesión, cosa que lo asemeja al deporte, éste no evangeliza, no acerca a la gente a Dios o a su Madre, y no renueva la fe cada vez que lo practicas, por eso, a no ser que dejemos desprovisto al salir de costalero de todo lo que lo motiva y lo define, un costalero, debajo de un paso, nunca practica deporte…¿verdad?

Fuente Fotografía: Sagrada Cena Huelva

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