esa niña...
Esa niña que mira a la cámara, mitad sonrisa, mitad desgana, con sus calcetines blancos que ponían más frío que quitaban, y su vestido un poquito más bajo de las rodillas, es una niña especial...en la fotografía, sacada del más hondo blanco y negro de los años que han pasado sobre ella, no se aprecia la mirada azul, clara como el mismo cielo de su tierra, ni el brillo de su rubio pelo, largo como el invierno, y denso como el chocolate de "el fútbol". En esta imagen, la niña sólo se preocupa por posar ante la cámara, en la esquina de su casa y de su calle, de la que hoy sólo queda el nombre, "Aben Humeya", como vestigio de los años de infancia allí vividos. En la casa de enfrente, una señora de pelo blanco y negro luto, observa a su nieta, pendiente de todo lo que ocurre en derredor suya, ángel custodio terrenal, quizá llamándola para ir a comer, o simplemente atenta a la escena.
De ambas casas sólo quedan recuerdos, asentados sobre los sólidos pilares de las historias contadas de padres a hijos, en las que esa niña, sería después la protagonista, ajena en el instante del retrato a esos momentos que habrían de venir; a su casamiento, a sus años de formación lejos de su barrio fígares en un frío castillo, al posterior nacimiento de sus cinco hijos, y al esfuerzo sobrehumano para sacarlos a todos adelante. Ella no podría imaginarse, cuando miraba al objetivo, la felicidad que le llenaría el alma al ver casarse a su primogénita, o el cariño infinito que su nieto le profesaría, tan sólo unos años después, o lo importante que sería para mantener el orden entre los suyos. la niña, mi madre, no se imaginaría esa mañana granadina, hace ya tantos años, que su hijo le escribiría esto hoy para decirle que la quiere.
ración de vellitos de punta a la plancha ABUELO
ResponderEliminarPOPE
Pope, pues si se te han puesto los vellos de punta sólo con leerlo, imagínate a mí mientras lo escribía.
ResponderEliminarUn abrazo pa la gente buena de Algeciras