De figuras secundarias...

En los pasos de misterio, esos que dan jabón hasta cuando sus zancos están apoyados en la calzada, además de la imagen de Cristo, nos encontramos con una serie de figuras, llamadas secundarias, que miran al público, lo hacen partícipe de la escena representada, e incluso a veces lo desafían, con sus miradas clavadas en las de los que, desde abajo, contemplan el deambular del paso.

Todos sabemos las figuras que aparecen en los pasos de nuestras hermandades, las que movemos para subirlas al canasto en cuaresma, las mismas que tapamos con una sábana blanca durante el año, y que dotan de un carácter fantasmagórico el ensayo general, con los "kilos" completos. Pero quizá pocos sepan que esas figuras tienen alma, y que fueron concebidas sólo y esclusivamente para ocupar su lugar en un misterio determinado, haciendo imposible su ubicación en otros semejantes, e incluso en otro lugar dentro del mismo paso; digo que tiene alma, porque son "amigos" de los que vamos debajo, puesto que de tanto bregar con el costero en los postreros momentos de la estación, nos vamos aocrdando de ellos más a menudo, les decimos cosas, e incluso nos acordamos de la madera que los compone...¿o no?...¿quién no se ha acordado de un romano, un Judas, un Pilatos?...¿a quién no le gustaría tener que acordarse de Longinos, al salir de san Martín?...¿quién no ha pensado alguna vez en la recolocación del misterio?...creo que todos, menguadas nuestras fuerzas por el esfuerzo, hemos pensado alguna vez en posibles situaciones, en las que se "aliviara" a las figuras secundarias, pero sé, en el fondo de mi corazón sé, que si esto ocurriera, alguno de nosotros saldríamos de nazareno...

Un saludo a los que al recoger arriba al Señor, han pensado, por ejemplo, en el cirineo...